Muchos creen el final de la historia de este siglo

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Muchos creen el final de la historia de este siglo, sin Ɣnimo de exagerar, es asƭ como piensan muchos, por las cosas que estamos viviendo en este mundo. Pero vamos a centralizarnos un poco mƔs y vamos analizar un poco esa chica llamada Sociedad de apellido Dominicana.

Aunque queramos hacernos de la vista gorda y hacer caso omiso a las cosas que estĆ”n pasando en nuestro paĆ­s, es sumamente difĆ­cil hacerlo, por lo menos a las personas que nos queda algo de cordura y el dolor de ver convertirse nuestra Sociedad Dominicana en una pelĆ­cula de terror, donde las victimas que caen cada dĆ­a son una realidad no una ficciĆ³n.

Padres, abuelos y tƭos violando nuestros niƱos, hombres matando nuestras mujeres como si fueran ratas sin importarles nada, familias destruidas, una juventud sin oportunidades, sin empleo, sin valores.

Un gobierno haciendo intentos, sin terminar de tocar fondo y asumir una mano dura frente a tantas debilidades por la que atraviesa nuestra Sociedad Dominicana. Donde la mayorƭa de los funcionarios que conforman su gabinete, tambiƩn hacen intentos sin tocar fondo en las funciones para las cuales son elegidos en x puesto.

Es que da mucho que pensar que un funcionario del gobierno estĆ© en una instituciĆ³n pĆŗblica haciendo lo que les da la gana, manejando el presupuesto de una instituciĆ³n a su antojo, haciĆ©ndose millonarios, construyendo torres, comprando villas fuera y dentro del paĆ­s y simplemente no pasa nada.

No hay alguien, ni un organismo con la suficiente firmeza de someterlos a la justicia, de actuar con mano dura frente a ese funcionario que faltĆ³ a la Sociedad, y es que simplemente no hay justicia, no pasa de un escĆ”ndalo que ocupa los titulares de las primeras planas de las pĆ”ginas de los periĆ³dicos.

Que preocupaciĆ³n es saber que nuestros sistema de salud y educativo tambalean, donde los mĆ©dicos y profesores ya son realizan su profesiĆ³n por vocaciĆ³n, donde cada dĆ­a exigen y exigen pero al final de la jornada sus funciones en escuelas y hospitales son pĆ©simo.

Los hospitales de nuestro paƭs estƔn desolados, sin medicamentos, donde las personas de escasos recursos lo dejan morir como perros, tirados en el suelo porque no hay camillas para acostarlos.

Las escuelas en su gran mayorĆ­a con profesores que no estĆ”n capacitados para estar en las aulas impartiendo docencia, donde nuestros niƱos cada vez estĆ”n mĆ”s vacĆ­os de contenido, no saben escribir, no tienen educaciĆ³n y no conocen nuestra historia.
Nuestra PolicĆ­a Nacional, cada vez mĆ”s podrida y corrompida, con sueldos mediocres y sin valores, donde los ciudadanos en vez de respetarlos tienen miedo de ser atracados por los que son ¨llamados a cuidar la ciudadanĆ­a¨.

Y que decir de la iglesia, es ahƭ donde se para las aguas, todos sabemos los casos de demonios escondidos en una sotana, quienes han daƱado nuestros niƱos, abusando de ellos y en algunos caso tambiƩn los han matado.

En nuestra Sociedad Dominicana tiempo atrĆ”s no era comĆŗn el caso de las drogas, hoy en dĆ­a son grandes kilos que se trafican y mĆ”s grave es, que estĆ”, en todos los callejones de nuestros barrios, acabando con nuestra juventud, donde hasta los mĆ”s miserables tienen acceso a ella.

Por otro lado la delincuencia acabando con nuestro paĆ­s, donde cualquier pendejo te despoja de tus pertenencias como si fueran de ellos, y peor aĆŗn te quitan la vida si te resiste a ellos, el respeto por la vida de las personas se ha perdido. Ya nada importa, ya nadie se inmuta por un hechos, ya es comĆŗn escuchar los titulares de los medios de comunicaciĆ³n decir mataron, ahorcaron, violaron, degollaron, atracaron, esto ya se ha convertido en el pan nuestro de cada dĆ­a, por desgracia.

Esto tiene que parar, vamos a poner todos de nuestras partes para que esto cambie, pongamos cada quien un granito de arena para que nuestra Sociedad Dominicana cambie de rumbo. No mĆ”s embarazo en adolescentes, no mĆ”s abortos, basta ya de tantas cosas negativas, que empaƱan el disfrute de una vida en un paĆ­s con una mejor condiciĆ³n.


Por: Brenda Guerrero

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