Centro Montalvo: La gobernanza dominicana muestra signos de agotamiento

REDACCIƓN

Los principales hechos que marcaron el aƱo 2017 aparecen como signos del agotamiento del modelo de gobernanza dominicano. Los mismos desafĆ­os sociales, polĆ­ticos y econĆ³micos de aƱos anteriores se repitieron este aƱo, dando la impresiĆ³n de estar dando vueltas sin sentido en el bosque de los problemas nacionales, sin marcar un rumbo claro hacia un nuevo modelo social. Muchos discursos de progreso social, estrategias, polĆ­ticas, pactos y proyectos concertados, pero las prĆ”cticas de gobierno terminan siendo las mismas que por aƱos la poblaciĆ³n ha estado exigiendo cambiar.

Estas consideraciones se hicieron en el marco del primer AnĆ”lisis de Coyuntura del 2018 organizado por el Centro Montalvo, el nuevo nombre que identifica a los centros sociales de la CompaƱƭa de JesĆŗs en el territorio dominicano.

Estos son los resultados del anĆ”lisis. 

Lo mĆ”s novedoso del aƱo 2017 no provino de la esfera gubernamental ni de los mercados y las empresas dominicanas, sino de la sociedad: la Marcha Verde ha sido el movimiento social mĆ”s multitudinario de la historia dominicana, el mĆ”s amplio sentimiento nacional contra la corrupciĆ³n y la impunidad de los Ćŗltimos 50 aƱos. Su gran convocatoria tambiĆ©n puede tenerse como un signo del agotamiento del modelo de gobernanza dominicano.

Sin embargo, el grito contra la impunidad y la corrupciĆ³n no ha tenido una respuesta efectiva y contundente por parte de sistema de justicia, el cual tambiĆ©n se desfigura sin dar muestra de la independencia de poder que se le asigna constitucionalmente. Esto resulta mĆ”s grave aĆŗn cuando la firma brasileƱa Odebrecht, sĆ­mbolo continental de la corrupciĆ³n y la desinstitucionalizaciĆ³n y uno de los blancos claros de la Marcha Verde, ha declarado en otros tribunales que su centro de sobornos funcionaba en suelo dominicano por las facilidades que aquĆ­ se ofrecĆ­an.

Desde el punto de vista econĆ³mico, la economĆ­a experimentĆ³ una notoria desaceleraciĆ³n en el 2017. El crecimiento de este aƱo estĆ” por debajo del promedio mostrado en el trienio 2014-2016. Son malas noticias para los mercados, para quienes luchan por la justicia econĆ³mica y tambiĆ©n para el clientelismo polĆ­tico.

Lo mĆ”s preocupante sigue siendo el irresponsable e insostenible ritmo de endeudamiento externo del paĆ­s, el cual se usa, entre otras cosas, en malgasto pĆŗblico, en inversiones y en nĆ³minas abultadas, en muchos casos justificando mĆŗltiples y disfuncionales instituciones estatales. Esta prĆ”ctica, en ocasiones tiene objetivos desmovilizadores, mĆ”s que generar empleos productivos y redistribuir bienestar.

Desde el punto de vista polĆ­tico, el panorama parece ser menos alentador aĆŗn. Los dos partidos mayoritarios se debilitaron parcialmente por pugnas internas con vistas a las candidaturas de 2020. Esto trajo como consecuencia, entre otras cosas, que no se pudieran aprobar dos leyes imprescindibles para transparentar el proceso electoral dominicano: la ley de partidos y la ley electoral. Nuevamente el poder legislativo queda en dĆ©ficit con la sociedad: se sigue posponiendo la aprobaciĆ³n de leyes fundamentales para mejorar la democratizaciĆ³n del sistema polĆ­tico del paĆ­s, mientras se mantienen los repartos de privilegios y exoneraciones irritantes. El sello gomĆ­grafo del Congreso con los contratos de deuda y venta de activos estatales sigue siendo mĆ”s de lo mismo, signo inequĆ­voco de que poco o nada avanzamos en la calidad de la representaciĆ³n congresual.

Desde el punto de vista social, en el 2017 hay dos elementos que se reafirman como preocupantes para la ciudadanĆ­a: la seguridad y la salud. ContinĆŗa en aumento la sensaciĆ³n de inseguridad y desprotecciĆ³n social; los asaltos se siguen dando a la plena luz del dĆ­a.

Igualmente, los esfuerzos de dotar de seguro de salud a la poblaciĆ³n no se ven correspondidos con un sistema hospitalario y servicios mĆ©dicos de calidad que respondan eficientemente a las necesidades sanitarias. Por esta razĆ³n, un grupo de organizaciones sociales ha formado un nuevo espacio de reclamo de derechos en torno al tema de la salud. EligiĆ³ como nombre Alianza por el Derecho a la Salud (ADESA).

Desde el punto de vista cultural, sigue siendo un desafĆ­o la calidad educativa. Los esfuerzos que ha hecho el gobierno gracias a la adjudicaciĆ³n presupuestaria del 4% del PBI a educaciĆ³n no acaban de mostrar sus frutos. Ciertamente, es pronto para cosechar resultados, pero las tendencias de mejora de la calidad deberĆ­an ya verificarse.

Cabe seƱalar que este proceso se ve empaƱado por un exceso de propaganda y mercadeo social que parece mĆ”s politiquerĆ­a que comunicaciĆ³n educativa. Ejemplo de ello son los abundantes anuncios de la “RepĆŗblica Digital” versus las verdaderas realizaciones. Una vez mĆ”s, el acento de la educaciĆ³n se pone en los medios y la tecnologĆ­a, y no en las personas y en las culturas dominicanas, bajo los mismos espejismos de la ideologĆ­a del progreso.

Otro signo de agotamiento cultural tiene que ver con la disoluciĆ³n de la entereza Ć©tica. Los mismos males que se suelen denunciar al tren gubernamental se repiten en todos los niveles sociales. No solo hay corrupciĆ³n, ineptitud y afĆ”n de lucro en el gobierno. La sociedad misma parece sumida en un torbellino del “sĆ”lvese quien pueda”.

En este contexto, el principal dilema que tienen las fuerzas sociales y polĆ­ticas que le apuestan al cambio es darse un espacio y una direcciĆ³n con capacidad de representar y vincularse a esa amplia franja de ciudadanĆ­a que demanda cambios reales.

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