Relatos cortos Proeza de Dessalines

Roberto Valenzuela 

Para que no queden dudas y cuestionamientos de algĆŗn escĆ©ptico o que se escapen detalles sobre la matanza que ejecutan los militares de HaitĆ­ en el este de la Isla Hispaniola, a los testimonios de reputados dominicanos, se suman lo dicho por el mismo jefe militar haitiano, Jean Jacques Dessalines. 

El 12 de abril de 1805, a su regreso a HaitĆ­ despuĆ©s de sitiar Santo Domingo y no poder derrotar a los militares franceses, Dessalines habla en pĆŗblico y hace un recuento de su macabra hazaƱa. Los haitianos trataron de unificar toda la isla bajo su gobierno y cruzan de este lado, que estaba bajo el dominio de Francia. Al ser derrotados por los franceses, tienen que regresar a HaitĆ­. Impotentes de no lograr su propĆ³sito, durante la retirada y de forma cobarde, van masacrando, torturando las poblaciones indefensas e inocentes: compensaban su frustraciĆ³n de no poder controlar la isla completa. SegĆŗn varias crĆ³nicas, en Moca degollaron 40 niƱos. 

Un escrito del portal conocido como la “Venda Transparente” y reportajes del Diario Libre y ListĆ­n Diario coinciden en que Dessalines se lamenta de no “haber coronado con un completo y cabal buen Ć©xito” con su campaƱa, pero en compensaciĆ³n, le dice a su pueblo, que “os queda, al menos, el consuelo de pensar que la ciudad de Santo Domingo, (es) Ćŗnico lugar que sobrevive a los desastres de la devastaciĆ³n que propaguĆ© a considerable distancia en la parte antes espaƱola...”. Dice que “habiendo sido tomada a fuego y sangre toda la parte exterior de Santo Domingo, el resto de los habitantes y de los animales (fueron) arrancados de su suelo y conducidos a nuestra patria…”. 

En su “Diario de la CampaƱa de Santo Domingo” Dessalines explica que “...el saqueo de la ciudad de Santo Domingo era lo Ćŗnico que faltaba para completar sus proyectos...” y confiesa haber dejado la orden a sus principales jefes para que “la caballerĆ­a se extendiera por todos los lados, destruyendo y quemando todo lo que encontraba a su paso”. Narra que ordenĆ³ a sus generales para que “empujaran (se llevaran hacia HaitĆ­) delante de ellos el resto de los habitantes, de los animales y las bestias”. 

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