Los abortistas, el Presidente y la democracia


El Mirador

Por Luis CƩspedes PeƱa

El presidente Luis Abinader, el segundo mandatario mejor valorado de AmĆ©rica Latina, cometiĆ³ un grave error al manifestar que apoya las tres causales que se consideran el inicio de la despenalizaciĆ³n total del aborto, lo mĆ”s cruel de la humanidad promovido por grupos econĆ³micos, los cuales utilizan a abortistas, hembras y varones, muchos de los cuales son empleados de las llamadas Organizaciones no Gubernamentales (ONG), como focos de presiones a los gobiernos. 

La gran industria del aborto, como es el caso de laboratorios, centros asistenciales donde se les quita la vida a millones de criaturas humanas antes de nacer y las propias mujeres, que son las mayores asesinas de sus hijos, ya lograron la despenalizaciĆ³n en Argentina, donde el poder econĆ³mico inmoral internacional logrĆ³ comprar a muchos legisladores para que votaran a favor del proyecto.

El aborto genera millones de dĆ³lares diarios a favor de los sectores en la naciones donde ya es legal, como Estados Unidos, aunque el Presidente Donald Trump golpeĆ³ fuertemente a ese sector, retirĆ”ndole los fondos del Estado que recibĆ­an las agencias abortistas.

Los abortos a propĆ³sitos originan la locutora a las personas involucradas y, en algunos casos, el suicidio, porque de acuerdo a algunos testimonios, escuchan gritos de niƱos siendo sacrificados, mantienen pensamientos atormentadores, escuchan ruidos raros en sus hogares u observan visiones. ¡Esas cosas originan esas terribles consecuencias!

Esperamos que el segundo Presidente catĆ³lico que tendrĆ” Estados Unidos, Joe Biden, no sĆ³lo siga esa misma polĆ­tica de Trump, sino que ordene el cierre de todas las carnicerĆ­as humanas que hay en esa naciĆ³n, llamadas clĆ­nicas abortistas.

Es verdad que en la RepĆŗblica Dominicana contamos con una democracia que permite el desarrollo de los derechos de los ciudadanos, muchas veces exagerados, pero eso no quiere decir que los abortistas tienen la autoridad para matar o apoyar a seres humanos antes de nacer.

El Presidente Abinader, que estĆ” demostrando que cuando se equivoca admite su error, debe rectificar su postura de respaldo al aborto. Y mĆ”s cuando la mayorĆ­a de los obispos integrantes de la Conferencia del Episcopado Dominicano, que despuĆ©s de 20 aƱos, por una u otra razĆ³n, dejaron de visitar al Palacio Nacional, asistieron a ese lugar para reunirse con el Presidente, en una especie de respaldo no declarado. ¡Esa es una gran victoria del Presidente Abinader!

Es probable que hoy la mayorĆ­a de ellos estĆ©n arrepentidos de esa visita. Los dominicanos recuerdan, como ahora, los pronunciamientos de algunos obispos y presbĆ­teros haciĆ©ndole fuertes crĆ­ticas al gobierno del Partido de la LiberaciĆ³n Dominicana (PLD), mientras que en el caso del arzobispo de Santiago, Freddy De JesĆŗs BretĆ³n, dijo, pocos dĆ­as antes de las elecciones presidenciales: “Roguemos por la salud de Luis Abinader, porque el paĆ­s lo necesita”. El PRM ganĆ³ en Santiago, como en la mayorĆ­a del paĆ­s.

Pensamos que el jefe de Estado, que logrĆ³ el apoyo de la mayorĆ­a de catĆ³licos y evangĆ©licos en el proceso electoral, parece que no analizĆ³ las consecuencias de sus declaraciones respaldando el aborto. El gobernante parece que desconoce que la totalidad de legisladores que en los dos Ćŗltimos perĆ­odos respaldaron ese crimen de lesa patria, recibieron el rechazo de la mayorĆ­a de electores de sus jurisdicciones, quedando fuera del Congreso Nacional, incluyendo algunos de los mĆ”s populares.

El Presidente Abinader, desde ya, estarĆ­a renunciando a una posible reelecciĆ³n, si en lo personal eso forma parte de su secreto y derecho constitucional. El Presidente Danilo Medina resistiĆ³ las presiones para que se legalizara el aborto y concluyĆ³ su mandato como uno de los gobernantes mejores valorados del mundo, sin importar que algunos de sus funcionarios, segĆŗn parece, desobedecieron sus directrices para mantener la transparencia en sus funciones. 

Los abortistas dominicanos no llegan al 0.3% en los actuales momentos. La mayorĆ­a de ciudadanos de este paĆ­s, podemos decir mĆ”s del 98 por ciento, en materia de religiĆ³n, son catĆ³licos y los evangĆ©licos. Si el Presidente Abinader quiere saber si la mayorĆ­a de ciudadanos y ciudadanas apoya o rechaza el aborto, que disponga un plebiscito en la poblaciĆ³n. Desde ya podemos decir que los abortistas serĆ”n derrotados.

Aunque los catĆ³licos y evangĆ©licos estĆ”n extremadamente conservadores en el mundo. Ya no basta con algunos pronunciamientos pĆŗblicos de parte de catĆ³licos y evangĆ©licos. Las presiones deben ser mayores, mĆ”s cuando hay un movimiento de grupos econĆ³micos inescrupulosos, buscan las modificaciones de las Constituciones de todos los paĆ­ses de AmĆ©rica Latina, con la idea de establecer la despenalizaciĆ³n del aborto y la legalizaciĆ³n de los matrimonios de personas del mismo sexo.

Esos matrimonios no les generarĆ”n riquezas econĆ³micas a esos grupos, pero se convertirĆ­an en pocos de presiĆ³n favoreciendo el aborto. La presiĆ³n principal es envolver a AmĆ©rica Latina en las modificaciones constitucionales que, de hecho, tambiĆ©n abarcarĆ”n otras decisiones polĆ­ticas, para que ocultar el verdadero propĆ³sito. 

Los obispos, presbĆ­teros, pastores u otros responsables del Clero o las mĆ”ximas autoridades evangĆ©licas, no deben aterrorizarse con la pandemia del coronavirus. Los abortistas estĆ”n aprovechando esa oportunidad. La industria de ese crimen estĆ” sobornando en el mundo con millones de dĆ³lares a legisladores para legalizar el aborto.

Aunque sea guardando la distancia, hay que organizar manifestaciones para acudir a las Gobernaciones, el Congreso Nacional y otras instituciones privilegiadas, para depositar documentos rechazando las tres causales o el aborto en tĆ©rmino global, aunque toda la presiĆ³n en contra de ese genocidio terminarĆ­a si el Presidente Abinader dice: “no podemos imponerle a la inmensa mayorĆ­a del pueblo lo que no quiere”.

Lo penoso de este caso es que el pequeƱo grupo de mujeres que estĆ” a favor de ese crimen, estĆ” alegando que eso es un derecho legal que les asiste, aunque si ellas y el grupito de legisladores que probablemente anda detrĆ”s de unos millones de dĆ³lares de parte de la gran industria abortista, desconozcan que nadie tiene la facultad de asesinar a ninguna persona.

Lo peor es que el presidente de la CĆ”mara de Diputados, el perremeĆ­sta Alfredo Pacheco, dice que el tema del aborto serĆ” tratado para su aprobaciĆ³n en una Ley especial, ignorando que eso sĆ³lo serĆ­a posible si se modifica la ConstituciĆ³n de la RepĆŗblica, la cual consagra el derecho a la vida humana.

Para orientar al presidente de la CĆ”mara de Diputados, seƱor Alfredo Pacheco (Pachequito), que parece no lee la ConstituciĆ³n, que Ć©l deberĆ­a saber de memoria, publico textualmente el artĆ­culo 37 de la Carta Magna.

ArtĆ­culo 37.-Derecho a la vida. El derecho a la vida es inviolable desde la concepciĆ³n hasta la muerte. No podrĆ” establecerse, pronunciarse ni aplicarse, en ningĆŗn caso, la pena de muerte.

La ConstituciĆ³n dice que no se le puede quitar la vida a ningĆŗn ser humano y Pachequito afirma que una Ley adjetiva, que no tiene ningĆŗn poder ante la Carta Magna, va a ordenar el aborto comenzando por sus tres causales. Cuando senadores, diputados, dirigentes del PLD y otros ciudadanos promovieron la modificaciĆ³n a la Carta Magna para habilitar al Presidente Danilo Medina, Pachequito, con mucha autoridad en la oposiciĆ³n, decĆ­a:

“Hay que respectar la ConstituciĆ³n de la RepĆŗblica, la cual estableciĆ³ ocho aƱos consecutivos para un gobernante en el poder”, aunque al hoy ex mandatario sĆ³lo se le permitiĆ³ cuatro. Para inhabilitarlo, los opositores le sumaron los cuatro aƱos antes de la modificaciĆ³n constitucional del 2015, que es invĆ”lido, porque se debe comenzar a contar a partir de la fecha.

Pachequito exigĆ­a respecto a la ConstituciĆ³n estando en la oposiciĆ³n y ahora en el gobierno para tratar de legalizar el aborto, favorece que se viole. ¡Es un indigno servidor pĆŗblico!

El Presidente Abinader ya debe decirle al paĆ­s, que lo que se pretende hacer es inconstitucional y que en su gobierno eso no pasarĆ”. ¡AsĆ­ lo esperamos, seƱor Presidente! No hay razĆ³n para perder el tiempo discutiendo lo que sĆ³lo se puede hacer si se modifica la ConstituciĆ³n, que para eso, la mayorĆ­a de ciudadanos estĆ” en contra. Debemos usar ese tiempo para tratar otros temas nacionales, como el rescate de la economĆ­a, golpeada severamente por el COVID-19 y la misma lucha para enfrentar todos unidos esa gran tragedia.

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