Articulo
En los últimos dos años el distrito municipal de La Caleta se ha visto desamparado, sin la protección de autoridades locales responsables, que verdaderamente velen por el bienestar de su pueblo.

Cada domingo es un infierno que viven los lugareƱos de la Villa Panamericana, ya que gracias al director de la junta municipal de La Caleta, MĆ”ximo Soriano y su encargado del departamento de inspectorĆa autorizaron el famoso “dragueo” próximo a una de las entradas de los solares propiedad del Banco Popular Dominicano.
Eso alterando el orden público, la emisión de ruido, por la aceleración de los motores, el humo y en especial el hedor de los neumÔticos, provocando que decenas de niños, niñas, ancianos y adultos, asistan con frecuencia al hospital y busquen dinero para comprar medicina.
Autorizaron una prĆ”ctica que tiene que ser aprobada por los ministerios de Medio Ambiente, Interior y PolicĆa, el INTRAN y demĆ”s autoridades competentes. Todo empezó como una simple prĆ”ctica inofensiva de manejo, para enseƱar a jóvenes que no sabĆan calibrar sus motores, que no sabĆan correr y guayar sus neumĆ”ticos, ahora ya se graduaron.
Eso ha llevado que residentes que antes mantenĆan las ventanas de sus apartamentos abiertas, ahora las tienen que cerrar todos los domingos despuĆ©s de las 4 de la tarde, y algunas veces hasta los sĆ”bados, ósea que la Villa Panamericana se ha convertido en un verdadero: pueblo chico, infierno grande.
La promoción del desorden y el caos es evidente, auspiciada por el director de la junta municipal de La Caleta, MĆ”ximo Soriano, ademĆ”s de su equipo polĆtico que solo piensan en su propio bienestar, y nada que ver con un pueblo cegado, que votó masivamente por alguien que creyeron que harĆa un trabajo y en defensa de la gente, pero no ha sido asĆ.
Algunos vecinos de la villa se han tenido que mudar a otras Ôreas, y hasta han vendido sus apartamentos para evitar seguir enfermÔndose, provocado por el famoso show de los domingos, donde se reúnen cientos de personas, de todos los niveles, a realizar sus respectivas apuestas, donde reina el alcohol, y quizÔs otras cosas que no sabemos.
Uno de los detalles especiales que la gente de La Caleta, en el sector de Monte Adentro, no comprende, es porque el director de la junta, no ha podido prohibir el trĆ”nsito de patanas que cada dĆa daƱan las vĆas, atropellan, destruyen tendidos elĆ©ctricos, y sobre todo crean caos y ruido en las principales calles de la zona.
Comerciantes, motoconchos, y amas de casas a menudo dicen que se sienten arrepentidos de haber votado por un gobierno local, con sus siglas del PRM, donde ha sido un verdadero atraso para un pueblo que estaba luchando desde el 2010 hasta el 2016 por su progreso y desarrollo.
La Caleta, pronto estarĆ” sumergido en el desorden mĆ”s grande de toda la historia. ¿QuĆ© ha pasado con la gran cantidad de recursos que ha manejado las autoridades locales de la caleta? Es penoso que los dineros del pueblo solo se gasten en fiestas patronales y pago de artistas, ¿No serĆa mejor hacer una escuela laboral? ¿No serĆa mejor abrir el consultorio medico? ¿No serĆa mejor remozar el cementerio? ¿Construir aceras y contenes? ¿No serĆa mejor ayudar a estudiantes para pago de estudios? ¿No serĆa mejor aplicar la ley municipal y darles participación en el programa de obras a las comunidades?
Son muchas las interrogantes que se hacen los residentes, dirigentes comunitarios, empresarios, y emprendedores, que a menudo no miran y ni observan el progreso prometido en campaƱa.
Hay que pensar bien, escuchar los nuevos proponentes, para no llegar a lo mismo como ha pasado con MƔximo Soriano y su equipo deficiente.
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