Brussels (Belgium), 19/12/2021.- Police make protesters go out of the Jubelpark after a protest against coronavirus restrictions in Brussels, Belgium, 19 December 2021. The Belgian government imposed strict measures, pushing thousands to the streets to protest against mandatory vaccinations, health pass and anti-coronavirus restrictions (Protestas, Bélgica, Estados Unidos, Bruselas) EFE/EPA/JULIEN WARNAND
PaÃses Bajos, que ayer entró en confinamiento y se sitúa como posible modelo de vecinos en apuros que piensan en medidas contundentes
La expansión de la nueva oleada de la pandemia de coronavirus en Europa, tras la entrada en escena de la variante ómicron, hace que el continente afronte las fiestas navideñas en un escenario de restricciones, incertidumbre, nerviosismo, advertencias y llamamientos a la calma por parte de los dirigentes públicos.
El estado europeo que llevó más allá el plano restrictivo fue PaÃses Bajos, que ayer entró en un confinamiento que puso fin a toda actividad no esencial y que lo sitúa como posible modelo de vecinos en apuros que piensan en medidas contundentes, como el Reino Unido, cuyo Gobierno no descartó implantarlas antes de Navidad, o Alemania, que endureció las condiciones para la entrada en su territorio de viajeros procedentes de territorio británico.
Por el contrario, Francia se opone al confinamiento y al cierre de la enseñanza presencial, cuyo mantenimiento considera imprescindible, y España muestra preocupación y cautela ante la sexta ola de la covid y planea posibles mecanismos de actuación cuya ejecución deja en manos de las comunidades autónomas.
El confinamiento holandés, calificado de “estricto” por el gobierno, paralizó ayer, y hasta el 14 de enero, toda actividad no esencial, cerró centros educativos y limitó a 2 personas los grupos en exteriores y las visitas a domicilios, ante el temor de que ómicron sea la variante dominante en PaÃses Bajos, a pesar que los contagios diarios llevan tendencia a la baja.
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